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Auditorio Charles Chaplin, un recinto moderno.

Hace un par de semanas aproximadamente hablábamos de una obra de teatro a la que asistió Artistnator y que nos dejó con un excelente sabor de boca, pero ¿qué hay del recinto en donde se presentó?

Bien, pues el lugar lleva el nombre de uno de los más grandes artistas de la historia el cine: El Auditorio Charles Chaplin.

Relativamente joven, el auditorio fue inaugurado a finales de 2012 y a lo largo de estos siete años ha necesitado de algunas remodelaciones y restauraciones que lo ha dejado en el mejor estado para exponer obras.

Desde el primer día de su apertura, el Auditorio Charles Chaplin buscó ser un referente cultural en la ciudad de Guadalajara fomentando el acercamiento al arte a través de las donaciones de boletos que realizó a diversas instituciones para atraer al teatro a los más jóvenes que, en su mayoría, se encontraban en sectores vulnerables.

El lugar es bastante amplio. El escenario tiene una medida de poco más de diez metros de ancho y unos siete metros de profundidad lo que permite que las obras se desenvuelvan a lo largo de las tablas en todo su esplendor. El camerino también es de un cómodo espacio en donde los actores e involucrados en las obras pueden prepararse antes de cada función.

En cuanto al público, el Auditorio Charles Chaplin cuenta con una capacidad para albergar a 700 espectadores, 560 en butacas de piso y 140 más en mezzanine, una especie de balcón al frente del escenario.

De todas partes del recinto es posible apreciar los espectáculos de manera clara y sin interrupciones, la experiencia se torna bastante cómoda.

El Auditorio Charles Chaplin es mejor conocido por las obras que se presentan los fines de semana, en su mayoría de corte infantil, sin embargo, también se presentan obras para todo tipos de edades.

El lugar es moderno y ofrece un cómodo espacio para consumir teatro, algo que todavía tiene un buen camino por recorrer.

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El teatro guiñol.

El teatro guiñol corresponde al teatro de títeres y marionetas que son manipuladas por una mano, un cable, un hilo y/o un guante, entre otros. Su objetivo es contar una historia por medio del objeto que se utilice.

Recurriendo a esta referencia, podemos decir que el proyecto Teatriclaje encaja en esta descripción, pues en sus espectáculos hacen uso de títeres y marionetas que reciben el nombre de Narufos.

Teatriclaje nace en la ciudad de Guadalajara de la mano de Liliana Wong y Ricardo Vilchis, ambos involucrados desde hace tiempo en las artes escénicas.

Después de conversar acerca de sus aficiones y amor por el arte, decidieron concretar sus sueños y crear un proyecto que abarcara su pasión por el teatro, pero que ofreciera un mensaje claro acerca del daño provocado al medio ambiente. Así, de entre todas esas conversaciones, el proyecto de sus sueños vio la luz.

Vilchis y Wong visualizan a Teatriclaje no sólo como un colectivo o una asociación, sino como una empresa de giro artístico que se dedica a ofrecer las funciones en hospitales, albergues, escuelas, espacios artísticos, llevando a chicos y grandes la cultura de reciclar, pero sobre todo el de la reutilización, la reducción de consumo de plásticos y elementos contaminantes y poniendo el ejemplo desde la empresa misma, pues todos y cada uno de los elementos empleados para las obras son reutilizados y es esa la razón del nombre Teatriclaje, una fusión entre las palabas Teatro y Reciclaje.

Lili Wong y Ricardo Vilchis también se dedican a la elaboración de alebrijes con papel y alambre que les fueron donados por algunas empresas que concuerdan con la filosofía de Teatriclaje.

Los alebrijes son artesanías surrealistas del folclor mexicano en forma de animales fantásticos que en su morfología pueden tener partes de distintos animales. Puede ser una lagartija con ojos y boca de serpiente, cola de pez y garras de águila, siempre pintados con llamativos pigmentos.

Por el momento, Teatriclaje se enfoca en ofrecer su arte en distintos recintos en donde no sólo llevan su  show de Narufos, sino que también se han incorporado talleres en los que elaboran artesanías y juguetes con material reciclado, siempre con la intención de hacer conciencia de nuestro entorno y de las consecuencias de un estilo de vida que ya no debe ser posible a través del arte.

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Las bibliotecas suelen ser recintos dedicados a la literatura en los que suelen tener como regla principal guardar silencio. Puede ser sinónimo de tranquilidad, un lugar ideal para consultar alguna referencia literaria. ¿Cuántas horas de estudio no pasamos en una biblioteca durante nuestros años escolares?

Tengo un recuerdo muy particular que involucra una biblioteca. En el primer día de clases de la preparatoria, había un chico especialmente gracioso que todo el tiempo estaba haciendo comentarios bizarros que nos hacían reír, el típico bufón del salón. Bueno, pues a una profesora no le agradó mucho la falta de atención y en el preciso momento que decidió que ya era suficiente yo estaba en medio de una intensa carcajada. Sobra decir que me sacó del salón. Sí, el primer día de clases y yo ya estaba fichada, por lo menos para ella.

Como sabía que era cuestión de minutos para que las autoridades de la escuela descubrieran que había faltado al reglamento, decidí refugiarme en la biblioteca de la escuela para pasar desapercibida, así que para “matar el tiempo” tomé un libro, no me importó mucho cuál era, el punto era mantenerme alejada de las miradas de los prefectos, y fue ahí que descubrí Pedro Páramo de Juan Rulfo, todo gracias a un momento de rebeldía.

Poco a poco las bibliotecas han ido evolucionando a tal grado de incluir otro tipo de actividades que incluyen a todo tipo de público.

Uno de estos recintos es la Biblioteca Pública del Estado Juan José Arreola en la que cada fin de semana se encarga de realizar eventos dedicados a la recreación tanto infantil como juvenil. Obras de teatro, pequeños musicales, manualidades, cuentacuentos, papiroflexia, taller de ciencia y proyecciones cinematográficas, entre otras actividades. Incluso yo misma fui parte de la realización de estás algún tiempo atrás.

Es un moderno y vanguardista edificio que alberga miles de títulos literarios y herramientas tecnológicas para facilitar la búsqueda de algunos tipos de archivos.

Frida Kahlo, de La Pintura al Teatro.

Artistnator asistió el fin de semana pasado a la puesta en escena “De Muerte y Locura” de la compañía de teatro Frida Kahlo Teatro quienes interpretaron cinco cuentos del maestro del terror y del misterio,Edgar Allan Poe. La obra inició con la interpretación del cuento “El pozo y el péndulo” a cargo del actor y narrador Luis de la Cruz quien desde el primer minuto atrapó la atención del público. Le siguieron “El cuervo, Laigea, Asesino en serio” y finalizó con “Berenice”.

La Magia del Teatro.

Siempre es grato volver al teatro, porque este tiene una magia especial que no encuentras en el cine o en alguna otra arte. Alguna vez, un actor de esta profesión me dijo que el teatro era más crudo, más visceral, porque el actor se encontraba frente al público en tiempo real y al carecer de los elementos que ofrece la edición y post producción de una película, tenía que hacer vivir a los espectadores el sentimiento de ese momento como algo real.

Otra persona comentó en algún momento que el teatro es introspectivo, porque a cada obra que asistimos, no importa cuál sea esta, uno se ve reflejado en lo que está presenciando.

Por último, una erudita del arte explicó que el arte que no conmueve, en cualquiera de sus expresiones emocionales, no es arte. Si bien podríamos estar de acuerdo o no con estos puntos de vista, lo cierto es que cada uno tiene su parte de verdad.

En cuanto al teatro, cada obra es diferente, porque es interpretada por distintos actores que emanan su propia esencia al darles vida a sus personajes.

 ¡Qué deliciosa sensación es sentir cómo la piel se eriza ante una interpretación! Es ahí donde uno se da cuenta que está presenciando una obra de arte en la actuación. Eso vivió una servidora en la obra “De Muerte y Locura”.

No se Necesita Mucho.

Luis de la Cruz y Víctor Vázquez, director general de la compañía de teatro, alternaban actuaciones entre un cuento y otro. Cada uno con interpretaciones y estilo propio que dotaron de magia los escritos del autor. El escenario, en tonalidades rojas, con luces bailarinas color carmín, hicieron del lugar algo místico y lúgubre. Digno de Poe.

La escenografía era sencilla: una silla, un sillón de descanso, dos mesas que contaban con unos utensilios sobre ellas, todo esto también a juego con los colores. La escena era austera, sin embargo cada uno de los elementos que se encontraban ahí tenían una razón de ser y formaron parte de las tramas. No se necesitaba más, la fuerza de la obra radicaba en la narración y sobre todo, en la imaginación de los oyentes.

La obra a la que Artistnator asistió se trataba de la número 242 y continuará su gira por el país. A Frida Khalo Teatro no hay que perderle la pista.

POR |BETSABÉ MARTÍNEZ

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