El arte en Miami y la amnesia cultural crónica.
Miami es una ciudad de luces brillantes, paredes pintadas y “escenas emergentes” que surgen… y desaparecen igual de rápido. Aquí los artistas hacen de todo: pintan, filman, bailan, educan, organizan, montan exposiciones en espacios prestados y performances en esquinas gentrificadas. El problema no es la falta de acción cultural, sino lo que pasa después: nada queda registrado, nadie lo analiza y todos seguimos como si el olvido fuera parte del show.
En una ciudad que presume ser “hub” artístico, sorprende (¿o no tanto?) la ausencia casi total de crítica, archivo y memoria cultural. El sistema digestivo de Miami traga proyectos culturales a toda velocidad y luego eructa una nueva feria, un festival más, otro mural para Instagram, y así, semana tras semana, creadores y colectivos trabajan sin red de legitimación ni herramientas que les permitan entrar a la historia —ni siquiera a la historia de su propia calle.
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