La Actriz y La Ciudad.
Llegué a los Estados Unidos desde Cuba casi a los doce años, una semana antes de mi cumpleaños. Recuerdo que fue algo que me impactó mucho porque fue una celebración gigante, con muchas cosas que no esperé ver porque aquí se celebra todo diferente en comparación con el país de origen de uno. Vi mucha gente que no conocía y eso me hizo sentir muy extraña. Sentí como que estaba pegada a una historia que no era la mía.
El impacto que ha tenido en mí este país como ser humano y artista fue y sigue siendo muy fuerte. Es muy difícil no comprometer la integridad sin perder uno su propia esencia en un país donde el que sobrevive es el más fuerte, donde es muy difícil hacer amigos y lo más importante es el dinero, cuanto tienes, cuando gastas, donde de cierta manera se puede llegar a perder esa conexión con la realidad, así como también la sensibilidad humana, algo que considero extremadamente importante. Esa sensibilidad se trata de poder tener empatía por el dolor ajeno y eso para mí como ser humano y actriz es una de las cosas más importantes.
Ser actriz es más que un juego.
El mayor reto que he tenido como joven actriz dentro del medio es que me he cuestionado muchas veces quien soy, a donde voy y que quiero porque es desgarrador saber que vas contracorriente y que no deseas las mismas cosas que las personas comunes buscan. Te encuentras con una pared cada vez que te cuestionas algo o te trazas un plan en cuanto al apoyo social debido a tus ideas. Nadie ve con respeto a un joven actor que recién comienza su carrera ya que muchas veces otros lo ven como un juego, aunque uno se lo tome muy en serio. Simplemente no valoran tu decisión y tu carrera porque no tienes mucho dinero o porque te encuentras trabajando en un sitio haciendo simultáneamente para vivir algo diferente a la actuación y eso es algo que es muy difícil de tratar en cualquier entorno.
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