Inmigrante no hay camino, se hace camino al andar | Eva Moreno
Cuando abandonamos nuestros países de origen navegamos por múltiples experiencias que nos enseñan a transformarnos constantemente para poder adaptarnos a una nueva cultura y espacio geográfico. Seguir nuestros sueños y ambiciones puede volverse muy difícil al punto de dejarlo todo y abandonar lo que realmente nos puede hacer feliz. Aprender la lección toma tiempo, pero la constancia, la perseverancia, la apertura y la reconciliación con uno mismo puede llevarnos más lejos de lo que a veces ni imaginamos. Ser inmigrante y artista no solamente significa adaptarse, representa una responsabilidad con el nuevo lugar donde deseamos florecer.
El reto del inmigrante.
Llegar a USA representó un desafío, el reto que representa para cualquier inmigrante encontrar un camino, un espacio, nuevos amigos, trabajo y todo lo que esto implica. Fue un paso inesperado y difícil, pero no me arrepiento. Ahora miro hacia atrás, veo todo lo que esta experiencia me ha fortalecido y todo el aprendizaje que he obtenido de ella.
Comencé mis estudios musicales a los 9 años en el Sistema de Orquestas Juveniles e infantiles de Venezuela, en el núcleo San Juan de Colón del el estado Táchira. La orquesta y todo este ambiente musical se convirtió en mi mundo, los caminos se fueron expandiendo y a los 15 años comencé a recibir clases en Caracas con el Maestro Víctor Rojas quien fue mi mentor hasta el final y al terminar mis estudios de lo que acá es el High School me fui a vivir a Caracas. Allí participé en todos los seminarios de formación como Flautista con maestros Venezolanos de talla internacional como José García Guerrero, Marco Granados, Peter Lukas Graf, Jean Louis Beaumadie, Alexa Still, Pedro Eustache, Michel Bellavance, Davide Formisano, Philip Bernold entre otros.
Continua Leyendo