La sala se encuentra a oscuras, el público se mantiene callado sin saber exactamente que va a suceder. De forma sorpresiva, el sonido firme y contundente de unos tacones irrumpe golpeando la madera del suelo del escenario, el tiempo se detiene por un momento, el silencio vuelve a cobijar el espacio como un ente solitario tratando de adueñarse definitivamente de todo.
La luz revela la figura de una mujer vestida de negro y rojo cuyos movimientos invitan a unirse con una gracia divina. Los acordes de la guitarra comienzan a acompañar la sensualidad de su baile, la magia que su pasión desprende se transforma en un traje invisible que abraza todo su cuerpo tejido por el inusual movimiento de sus manos. A trasfondo, el canto de una mujer desencadena un coctel de emociones, la añoranza por una tierra querida, la melodía que más de una vez los ancestros tejieron para nunca olvidar sus raíces, para hacernos saber que todos pertenecemos a algún lugar en el tiempo por muy lejano que este pueda parecer.
Presenciar el arte flamenco es como transportarse a otra dimensión, como navegar las aguas de un mar lleno de embrujos y de matices de colores. En lo personal siempre me conecta con mis antepasados, aquellos que una vez caminaron por tierra ibérica, el mediterráneo, el norte de África, los que posiblemente cantaron y bailaron para honrar su propia herencia cultural.
El arte flamenco, considerado actualmente como patrimonio de la humanidad, tuvo sus orígenes alrededor del siglo XVIII como fruto de la influencia y el mestizaje de varias culturas como la gitana, árabe, cristiana y judía. Si existe una cultura que se asocia directamente al flamenco esa es la gitana, tal vez porque ha sido la que más ha aportado al desarrollo de este arte. Los cantes de ida y vuelta, conocidos como el conjunto de palos flamencos originados a partir de la música hispanoamericana tuvieron una influencia trascendental en este género musical. Existe la creencia de que los estilos flamencos habían llegado a América por los emigrantes españoles, se habrían transformado allí y, con el regreso de los emigrantes y con la vuelta a los orígenes de sus descendientes, se habrían conformado los palos alcanzando las formas que se conocían entonces en España.
A muchas ciudades del mundo ha llegado la bulería, la solea, el tanguillo y las sevillanas, a más de un ser humano se le ha movido el piso con la intensidad pasional que se desprende en un tablao, en un teatro o en la calle al sonar las palmas, las guitarras y el cante flamenco.
A partir del constante cambio sociocultural que Miami se encuentra experimentando, especialmente en los últimos 15 años debido a la gran diversidad demográfica e influencia cultural, ha emergido y se ha solidificado una comunidad flamenca que cada vez se hace más presente dentro del panorama cultural de la ciudad.
A raíz de la presentación del espectáculo “Casa Patas” en el Miami Dade Auditorium el pasado 6 de noviembre , tuve el honor de conocer personalmente a Marielly Ramírez, quien es bailaora flamenca, maestra y promotora de este maravilloso arte. A partir de ahí surgió la idea de esta entrevista que les traemos a continuación para Virtuoso Talks.
La niña y la bailarina.
Desde que tengo uso de razón he querido ser bailarina. Fui una niña que siempre pedí ir a clases de baile ya que me sentía enormemente atraída por este. Normalmente los padres son los que lo alientan a uno a hacer cosas cuando eres pequeño; pero esta no fue la ocasión. Me recuerdo viendo la televisión venezolana en blanco y negro, la que luego se transformara a color como en los años 80. Me atraía muchísimo el ballet clásico y los programas que transmitían acerca del folklore, pudiera decir que prácticamente todo lo que tenía que ver con baile me resonaba, tanto fue así que mi hermano, quien falleció hace algún tiempo, dibujó durante esa etapa un cuadro que todavía conservo titulado “La Reina Danzante” ya que no lo dejaba en paz ni al él ni a mi familia con mi obsesión por el baile.
Luego de mudarnos mucho, debido a que siempre viajábamos desde Venezuela a los Estados Unidos; no fue sino a los 12 años que pude comenzar a estudiar en una academia de danza precisamente ballet folklórico venezolano, lo que es generalmente conocido como Danza Nacionalista. Este estilo fue fundado por la señora Yolanda Moreno, y creo que para poder dar una mejor idea de como es, se puede tomar como referencia el ballet folklórico de México de la señora Amalia Hernández; aunque en Venezuela se distingue por su estilo particular con el termino de Danza Nacionalista otorgado por la señora Moreno.
Dentro de lo que es la parte técnica de aprendizaje, tuvimos que ver ballet, jazz, danza contemporánea, zapateo, y siempre nos incitaban a buscar referencias sobre baile flamenco. Como en el pueblo donde yo vivía no existían academias de baile flamenco, tuve que esperar a mudarme a una ciudad más grande cuando me tocó atender a la universidad para estudiar este arte. Después de convertirme en profesora de Danza Nacionalista Venezolana; lo que comenzó siendo una clase de arte complementaria atrapó mi corazón convirtiéndose en una pasión que ha perdurado hasta el día de hoy.
En esa primera etapa de formación, al traer el conocimiento de la danza y el zapateado, se me hizo más fácil la coordinación de movimientos con el faldeo ya que el faldeo de ambos géneros no es el mismo, y en esa época estaba muy de moda el estilo de faldeo de la compañía de Joaquín Cortez. Comencé con la escuela de danza española de Lilian Matheus de Lizárraga y, justamente una de sus hijas, Carolina Lizárraga se encuentra ahora llevando a cabo el espectáculo “América Viva” en Miami. Luego pasé a formar parte del cuerpo de baile y academia de otra escuela dirigida por Verónica Gómez cuya herencia viene de España, y quien se ha dedicado a estudiar muy a fondo el arte flamenco. Luego de terminar mi graduación universitaria decidí tomar el baile de flamenco como profesión y fue así como regresé a Estados Unidos para tomar una licenciatura en danza.
Al llegar en el año 2000 a la University of New México (UNM) en el la ciudad de Alburquerque tuve un enorme reto a enfrentar ya que aunque venia con un conocimiento profundo en danza, había que afianzarse en ballet, danza contemporánea y flamenco; también acostumbrarme a la música en vivo debido a que en Venezuela era algo que no se usaba prácticamente por no existir tantos cantaores como para hacerlo en clase, aunque si era algo que se hacía en los shows cuando teníamos música en vivo. Luego de transferirme a la Florida International University (FIU), en Miami, seguí avanzando hasta culminar una carrera que normalmente toma 4 años y pude terminarla en dos, al concentrarme solamente en las materias de danza.
Al terminar la carrera tuve el privilegio de formar parte de la compañía Duende de Ballet Español que se formó en el año 2001 bajo la dirección de la bailaora española Rosa Mercedes, compuesta por varias increíbles bailaoras como Niurca Márquez, quien era la principal, y donde tuvimos numerosas presentaciones en lugares importantes de la ciudad Miamense, siendo esta experiencia lo que llevara definitivamente mi conocimiento sobre el arte flamenco a otro nivel.
Estados Unidos, un reto constante.
Pienso que los mayores retos en Estados Unidos fueron precisamente todos los ajustes que tuve que hacer a manera de saber como vivir en este país, y por la parte del flamenco, como bailaora, en como cubrir todos los baches en la parte técnica y la formación académica. Siempre fui una aprendiz rápida debido a la sólida base que traía desde Venezuela, pero había aspectos musicales y de contexto de lo que es el flamenco que necesitaba entender para lograr un mejor performance. Luego de haber pasado la etapa como bailora activa, me he enfocado más ahora en la enseñanza para transmitir todo el conocimiento adquirido durante estos años, aun así, sigo bailando en contexto de teatro. Los problemas de salud se han sido al que se han convertido un reto mayor, pero aun así sigo aprendiendo y nutriéndome de este maravilloso arte del que sigo profundamente enamorada.
Miami, ciudad Cosmopolita.
Veo a Miami personalmente como una ciudad que desea con muchas ganas resurgir culturalmente, en especial después de este momento tan difícil que el mundo ha tenido con la pandemia del COVID 19. A pesar del carecimiento cultural antes de la pandemia; se estaba dando un cambio importante en como las personas percibían el arte y la cultura en la ciudad gracias al Festival de Flamenco que se lleva a cabo todos los años en el Arsht Center, el de Casa Patas organizado por Fundarte, el Art Basel, entre otros. Cuando yo llegue en el año 2001 Miami tenía otra cara completamente diferente ya que no había cultura por parte del público a acudir a los eventos que en ese entonces había disponibles; pero en el presente sentimos indiscutiblemente un cambio importante, de eso no cabe dudas.
A pesar de haber nacido en Estados Unidos y de tener muchos privilegios a nivel de estatus migratorio, siempre me he sentido como una inmigrante debido a las etapas intermitentes de residencia entre Venezuela y Estados Unidos, debido a los periodos de investigación que mi padre llevaba a cabo por ser Biólogo. El fenómeno de la migración lo sentí mucho más cuando me vine a estudiar acá a Estados Unidos, y luego a vivir permanentemente, teniendo que aprender nuevos códigos en una cultura completamente diferente a la que crecí en Venezuela.
También todo el proceso burocrático por el que tuve que pasar mediante la recopilación y presentación de documentos para poder tener mi número de seguro social, el aprendizaje de las leyes, o algo tan simple como ponerle gasolina al auto, algo que suena tan sencillo, pero que en Venezuela no existe ya que allí esa función la hace un empleado designado para ese tipo de cosas. Existen muchos detalles que a veces damos por sentado, pero como inmigrantes no debiéramos olvidar si queremos verdaderamente avanzar y mezclarnos en esta nueva cultura, en esta nueva ciudad que ahora llamamos hogar.
Miami, caldo de cultivo cultural.
La reciente migración de creativos de todas partes de Latinoamérica en la última década ha traído una gran transformación en la música y la danza, esto me parece algo completamente natural. Partamos del hecho de que Miami está considerada económica y culturalmente como la capital de Latinoamérica, a pesar de ser una ciudad que pertenece a los Estados Unidos. Al estar compuesta demográficamente por una población mayormente hispana, pienso que es inevitable que esta mezcla de culturas latinoamericanas se haya convertido en el pilar fundamental de muchas de las cosas que a nivel de arte y cultura acontecen actualmente a nivel local. También existen por supuesto otras culturas que se encuentran haciendo un aporte muy importante dentro del contexto artístico, y esto lo veo muy positivo.
Al fusionarse tantas culturas, pues claramente se fusionan muchos géneros, van surgiendo nuevas formas musicales, nuevas maneras de interpretar la danza, y esto no está ajeno al arte flamenco. En lo que a esto respecta; estos nuevos aires que trae la migración latina no se ven completamente definidos dentro de este arte aún, pues pienso que se encuentra todavía en proceso de ebullición, pero no me extrañaría que en cualquier momento surjan movimientos dentro del flamenco que aboguen por la fusión influenciados por toda la mezcla cultural existente.
El arte flamenco y la ciudad.
A nivel de danza flamenca he tenido experiencia en muchos espacios, excepto en los tablos, ya que he trabajado en estas áreas más en la parte organizativa y de producción, pero también como alumna, como maestra en diferentes academias, como dueña y como promotora del arte flamenco; especialmente en el de Casa Patas que se llevó a cabo recientemente en el Miami Dade auditórium.
Es en esta etapa donde me encuentro disfrutando muchísimo el roll de promotora y productora; una experiencia definitivamente única. Pienso que actualmente existen muchos espacios que le han abierto las puertas al arte flamenco ya que Miami es una ciudad a la que le llama mucho la atención esta cultura; aunque no es siempre un arte muy comprendido por haber muchos clichés y predisposición acerca de lo que debería ser el flamenco, por existir opiniones también cerradas, pero en general el gusto está, y eso ayuda a que se manifieste en el ámbito de los tablaos, en los teatros; y pienso que cada vez que se muestra un cartel flamenco promocionando un evento, a nivel visual esto llama mucho la atención de las personas.
Existen actividades que se realizan también para los niños; y esto hace que los padres se interesen mucho en que sus hijos sean partícipes precisamente para su formación cultural. Preparar a las nuevas generaciones hace que este género siga totalmente vivo.
Reinventándose en tiempos de pandemia.
A partir de la pandemia muchos artistas tuvimos que recurrir a las plataformas digitales para continuar transmitiendo nuestro arte. Yo ni siquiera sabía utilizar la aplicación Zoom; y así de un día para otro tuve que hacerlo para poder seguir impartiendo las clases. Recuerdo cuando di la primera clase; después de apagar el computador me puse a llorar ya que la experiencia fue bien impactante, pero luego me di cuenta de que se estaba abriendo un mundo nuevo de infinitas posibilidades ya que el arte es algo que nunca se detiene, y todos los artistas tenemos esa cualidad de la resiliencia.
Pienso que el recurrir a las plataformas digitales abrió sencillamente una posibilidad infinita de expansión. Aunque ya no uso la plataforma digital para impartir clases, ahora uso otras como Clubhouse, Spaces, Instagram y Youtube para poder seguir esparciendo el arte y específicamente lo que hago con el arte flamenco. Creo que las plataformas nos ayudan a llegar a un público diferente que normalmente no se encuentra expuesto a al arte; y que al ver este tipo de contenido les llama mucho la atención. Es una manera de generar conciencia en este momento digital en el que vivimos.
El trabajo nunca termina.
Actualmente continúo educándome; ya que soy una mujer que le gusta mucho estudiar. Al tener dos carreras universitarias, una como economista, un bachelor en danza y una maestría en estudios latinoamericanos y del caribe; eso hace que haya podido aplicar toda esa experiencia en las cosas que actualmente hago, aunque también con la incursión dentro del mundo del marketing digital, eso ha hecho que haya podido desenvolverme con más soltura dentro de las plataformas digitales, aplicándolo mayormente para empresas culturales. El mercadeo siempre ha sido una cosa que me ha gustado ya que lo estudie mientras cursaba los estudios de economía, siendo esta mi asignatura favorita. Todo esto que me encuentro llevando a cabo es muy importante para seguir alimentando esta nueva etapa como productora y gestora cultural. Siento que puede ser precisamente muy útil para el sector artístico y cultural.
En lo personal deseo seguir cultivando mi familia ya que somos muy pocos. Es super importante para mí nutrirme de esa energía que forma parte también de mi vida diaria. Luego de pasar varias adversidades en el tema de salud durante el año 2020, decidí volcarme completamente hacia la medicina holística ya que es ahí donde he podido encontrar mejoría. Es un campo en el que he decidido profundizar por todos los beneficios que reporta en la parte espiritual y física.
Nueva casa, nueva actitud.
Llegar a cualquier país como inmigrante significa un reto enorme, es prácticamente como volver a nacer. Mi consejo a los artistas que migran a Estados Unidos es que al principio no se puede tener miedo ya que probablemente tengan que realizar muchos trabajos que no están para nada relacionados a la profesión artística. Pienso que siempre se debe de hacer todo el esfuerzo posible por involucrarse lo más posible con la comunidad artística de la ciudad donde se establezcan, asistir a las funciones culturales y educarse. Aprender el idioma es una de las cosas más fundamentales para poder precisamente comunicarse con las comunidades no hispano parlantes.
Todo lo dicho anteriormente aplica por supuesto para los artistas flamencos que llegan a la ciudad y deseen continuar su trabajo, es importante conectar con aquellos artistas que ya se encuentran establecidos en la comunidad, participar en los talleres y las audiciones, ofrecer sus servicios, pero por sobre todas las cosas mantener siempre su trabajo artístico al mayor nivel profesional y con mucha dignidad. No importa que tan grande o pequeño sea el proyecto en el que estén involucrados los creativos, pienso que mantener la dignidad como artista y darse a respetar como tal ayuda a generar confianza y abre siempre nuevos caminos.
POR | BERT
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