Migrar no es solo cambiar de geografía: es reescribir el mapa interno, desmontar certezas y volver a levantar la fe desde cero. En ese trayecto, donde la voluntad se pone a prueba y la identidad se afina a golpes de experiencia, aparecen historias que merecen ser contadas. Tal es el caso de Yilmer Vivas, músico venezolano cuya travesía creativa nace en el pulso de la percusión afrovenezolana y se expande hacia escenarios internacionales. Hoy, su vida transcurre en un entorno donde la creatividad se respira a cada segundo, pero también donde la exigencia de ser mejor versión de sí mismo se convierte en motor constante. Así, entre disciplina, riesgo y belleza, Yilmer ha aprendido que crecer como artista es también una forma de crecer como ser humano.Ahora bien, su camino no ha sido lineal, sino una suma de cruces, decisiones y saltos al vacío. Desde Caracas hasta México, y de ahí a Montreal, su historia se teje entre la investigación sonora, la exploración del ritmo y una inesperada llamada del destino: el Cirque Du Soleil. A partir de ese punto, su vida entra en otra dimensión, donde la música, el teatro, la creación visual y la disciplina escénica se funden en una experiencia total. En esta conversación para Virtuoso Talks, Yilmer no solo comparte cómo llegó hasta ahí, sino también cómo cada etapa de su recorrido funciona como un ensayo continuo de superación, aprendizaje y transformación.
El Creador.
Yilmer Vivas (YM):
Desde que salí de Venezuela en 2014 me fui a México a vivir por un año. Justamente, en los años previos a ese viaje estuve trabajando como freelancer en Caracas. Después de haber tocado en varios proyectos del Sistema de Orquestas de Venezuela, en propuestas personales y dentro de la escena del jazz, tuve la oportunidad de investigar sobre la música afrovenezolana y latinoamericana. Esa búsqueda nació con la intención de encontrar un sonido propio, experimentando con diferentes sets de percusión.
Toda esa influencia me llevó a tomar un camino en solitario, lo que me permitió trabajar en distintos proyectos con diversas bandas. Fue un proceso de exploración muy intenso, donde entendí que el sonido también se construye desde la identidad, desde la memoria y desde la curiosidad constante.
El Circo.
((YM):
Al mes de estar en México me llegó un correo del casting del Cirque Du Soleil. Ya en algunas ocasiones me habían enviado correos antes, cuando todavía estaba en Venezuela, porque me encontraba suscrito a su perfil. De esa manera recibía información sobre los espectáculos, los tours, etc. En aquel entonces los ignoré prácticamente porque aún estaba estudiando en el conservatorio y no tenía tiempo. Pero este correo, ya estando en México, sí le presté atención y llené la aplicación.
Mis primeros contactos con el circo fueron enviándoles material audiovisual y la documentación correspondiente. Así llegué a la audición presencial, donde se daba el resultado final. A las semanas, a principios de 2015, recibí un correo confirmando que había quedado seleccionado. En 2016 llegué a Montreal, Canadá, donde se encuentra la sede del circo, y es ahí donde comienza oficialmente mi carrera dentro de esta maravillosa aventura.

Creo que todo en la vida se trata de etapas de superación, donde siempre hay más que dar, más que aprender, más que experimentar. Son como ciclos que se van abriendo a lo largo de la vida.
El impacto de llegar a Montreal fue bastante impresionante, sobre todo por la forma en la que el Cirque Du Soleilconstruye cada pieza y cada detalle en favor de la producción del espectáculo. Estar dentro de este proyecto es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. Fue como la mezcla de muchas de las cosas que había estudiado, trabajado y vivido: la música, el teatro, la pintura, la escultura, la creación en su sentido más amplio.
El hecho de conocer a tantas personas de diferentes culturas, con distintas ideas para aportar, fue un impacto y también una celebración. Era como estar celebrando algo en lo que había trabajado por mucho tiempo. Y nada termina ahí: fue y sigue siendo un aprendizaje para todo lo que vendrá. Creo que las cosas que uno aprende son experiencias que se acumulan para ser aplicadas en el futuro.
El camino del inmigrante.
Yilmer Vivas no solo ha cruzado fronteras geográficas, sino también fronteras sonoras, emocionales y espirituales. Su trayecto —desde la investigación profunda de la raíz afrovenezolana hasta los escenarios monumentales del Cirque Du Soleil— revela que el verdadero crecimiento no ocurre en la comodidad, sino en el riesgo, en el desarraigo, en la disciplina silenciosa de quien decide reinventarse todos los días. Su historia no es únicamente la de un músico que encontró su lugar en el mundo, sino la de un creador que entendió que la identidad no se pierde al migrar: se expande, se transforma y resuena con más fuerza.
Hoy, su pulso viaja entre culturas, escenarios y generaciones, confirmando que la música es también una forma de memoria en movimiento. Yilmer nos recuerda que el virtuosismo no vive solo en la técnica, sino en la capacidad de escuchar, de observar, de resistir y de seguir creando incluso cuando el camino parece incierto. Porque al final, como él mismo lo demuestra, todo viaje auténtico —musical o vital— es siempre una forma de regreso a uno mismo.
PHOTO | BERT
MÚSICO | YILMER
Este artículo te puede interesar: “Gorka”
© Copyright 2019 BERT OCHOA, All rights Reserved. Written For: ARTISTNATOR

