POR | EMMA PEDEMONTE
COVER| IOANA CRISTIANA & VIKTOR TALASHUK
Por cada obra de arte, existe la crítica y el artista. Juraría que en ese orden. Oscar Wilde escribió en “El retrato de Dorian Grey”: Es al espectador, no a la vida, lo que refleja realmente el arte. Con esto quiso decir que una vez que creamos algo, y lo presentamos al mundo, es lo que el espectador ve.
Cuando creamos dejamos una parte nuestra en esa obra, entonces cuando somos criticados, es personal. Nuestro interior está siendo juzgado por otro, está diciendo y apuntando quienes somos y si somos “bien o mal”. ¿Con qué ojos ve? ¿Qué mira? ¿Cómo lo hace? Siempre que alguien halaga o crítica una imagen mía (soy fotógrafa y retratista) suelo ir a mirar su propio perfil, para “medir” su comentario y ponerle una etiqueta en mi mente. ¿Por qué hago esto? Porque creo que la culturalidad con la que pueden opinar sobre mis producciones, importa.
Hay canales en YouTube que se dedican a eso, criticar imágenes. ¿Lo cual me parece sorprendente es que entonces si esta persona dice que esa obra es buena, se convierte en una realidad universal? ¿Y si dice que es mala, me dedico a otra cosa? ¿Y quién es esta persona para decidir esto? No es lo mismo ir al Louvre habiendo vivido toda la vida consumiendo arte, que si sos una persona que nunca lo hizo. Para entender al artista debe haber sensibilidad, cultura, conocimiento, “background”.
En la película de Disney “Ratatouille” el dueño del restaurante en donde irá a trabajar el talentoso Remmy se suicida porque pierde una estrella en su valoración culinaria debido a una crítica negativa. El tipo se suicida. Se suicida porque no se lo banca. ¿Esa estrella perdida, significa que la comida ya no es buena?
¿A Dalí lo echaron del movimiento surrealista por ser demasiado surrealista…entienden?
Actualmente todo el mundo es crítico, cualquiera con acceso a internet puede manifestar una opinión. Pero esto no quiere decir que esa crítica sea especializada y que además siendo especializada, que sea correcta. Tenemos asumido que “La naranja Mecánica” es una obra maestra, sin embargo, debido a la crítica, en su momento fue retirada de muchísimas salas de cine. Los críticos pueden emitir juicios injustos.
He leído que al conocer de lo que se está criticando entonces si es válido, vamos, es que no sigue siendo además una cuestión subjetiva, sino criticar de forma negativa no sería tan fácil…
También existe lo que se llama la crítica constructiva y aquí cito a Herman Hesse.
“Quien quiera nacer tiene que destruir el mundo”.
Hay que empezar a reconocer que no existen las críticas constructivas. Es más, las dos palabras juntas forman una bonita paradoja. Y hasta cuando los motivos de las críticas sean bienintencionadas, sus efectos poco constructivos pueden ser similares. Dicho de otra forma, incluso un consejo no solicitado también puede ser una crítica…Y es que cualquier comentario o sugerencia que pretende mejorar o cambiar algo ha de tener potencial destructivo, tiene que limpiar y desalojar para luego sustituir, reparar o modificar. Y cuando estamos hablando de una creación personal…lo están haciendo con nosotros mismos.
¿Se puede criticar lo técnico, pero se puede criticar lo que te hace sentir?
Hay una frase del libro “Eleanore and Park” que me fascina, “Ella tenía razón, nunca se veía bonita, se veía como si fuera arte, y el arte no tiene que verse bonito, tiene que hacerte sentir algo”
Y de eso se trata, si te provoca algo, lo que sea, entonces ya está, ya es tuyo.
¡Es verdad que la crítica como “medida del gusto” ya debería ser considerada obsoleta!
De hecho en su libro “Crítica de la crítica”, Tzvetan Todorov supera el debate entre el dogmatismo clásico y el relativismo moderno (de la Crítica literaria) y propone una crítica dialógica, que aborde la obra como un discurso en sí mismo, y de forma que resulte un encuentro también entre el crítico y el autor.
Genial el artículo, ¡genera muchas preguntas!