“El maestro es quien saca el máximo provecho de las lecciones, y el verdadero maestro es el alumno.” Elbert Hubbart
Durante nuestra infancia, muchos son los gratos recuerdos que nos pueden marcar, esos en los que aprendemos algo nuevo y llevamos con nosotros para toda la vida. Mi infancia no fue muy diferente a la de la mayoría de los niños cubanos, atravesando todos los altibajos políticos, económicos y sociales que durante la década de los 90 marcaron a mi generación. Pienso que una de las cosas más importantes que me sucedieron fue precisamente el haber encontrado y conocido la música a través de un profesor de piano que tuve, y que definitivamente me marco para toda la vida. A partir de ahí mi interés en las artes y la cultura me llevaron a conocer creativos increíbles que hasta el día de hoy sigo admirando y queriendo como amigos y artistas.
Lázaro, que era el nombre de mi profesor, siempre trataba de incentivarme y empujarme más allá de mi limites porque sabía que podía dar mucho; aunque siendo niño, a veces prefería dedicarle más tiempo al juego como cualquier infante. Nunca termine mis estudios de piano, pero lo aprendido se quedó conmigo y me enseño siempre a respetar el trabajo del buen educador. Un buen profesor te lleva de la mano, te muestra lo mejor y también lo peor de ti, es como una especie de espejo que a su vez transmite todas sus experiencias a través de su enseñanza y empuja para lograr florecer todo tu talento.
Hace un par de años decidimos mi esposa y yo involucrar a nuestra hija con las artes, luego que viéramos en ella esa pequeña llama, y así la oportunidad de que aprendiera un instrumento. Cual sería mi sorpresa al ella comenzar sus clases, que coincidiera con un profesor que me recordaba a Lázaro, no solo por la pasión con la que enseña, sino también por tener el talento de reconocer e incentivar esa pequeña llama que lleva el niño por dentro, buscando alimentarla y visionando que algún día esa luz sea grande para ser a su vez compartida con otros. Es así como surge la idea de esta entrevista para esta sección del Blog Virtuoso Talks, y brindar la oportunidad de que la voz de este increíble educador fuera escuchada.
La iniciación del inmigrante, la perseverancia del maestro.
El migrar a Estados Unidos como artista ha tenido un gran significado en mi vida. Antes de salir de Cuba pensaba que iba a ser imposible vivir de la música. En la isla trabajaba en tres instituciones importantes, lo que me permitía vivir única y exclusivamente de ella. Varias de las instituciones fueron el reconocido conservatorio Amadeo Roldan, Manuel Samuel y Paulita Concepción. También trabaje por largo tiempo en el teatro lírico de Cuba donde se formaban talentos muy jóvenes. Pienso que migrar fue una decisión consciente ya que no solamente buscaba una mejoría económica en mi vida, sino también el poder desarrollarme como artista y profesional. Creo que una de las mejores cosas que me han pasado aquí es que precisamente pude retomar mis estudios acá en USA para poder desarrollarme más profundamente como músico.
Mientras impartía clases en Cuba tuve estudiantes de diferentes latitudes como Argentina, España, Colombia, Ecuador, y fue una experiencia muy interesante porque mis alumnos eran adultos y no niños con los que estaba acostumbrado trabajar anteriormente. Aquí en estados Unidos me ha impactado lo bien educados que son los niños, pienso tienen un buen nivel de educación y buenos modales, muy buenos. Pienso que tanto desde los hogares como las escuelas han hecho un buen trabajo, y nosotros como profesores también tratamos de aportar nuestro granito de arena para que los chicos sigan teniendo una educación de primera que les sirva para su desenvolvimiento durante su adolescencia y vida adulta.
Desde el punto de vista de docencia musical veo a Miami con un poco de preocupación por el hecho de saber cómo podrían desarrollarse mejor los jóvenes talentos musicales. Precisamente para que las generaciones más jóvenes se puedan dar a conocer creo que deberían de facilitárseles más escenarios y que tanto la ciudad como otras instituciones hagan un esfuerzo mayor por incentivarlos más y crear una cultura educativa musical dentro de la comunidad.
Algo que me gusta de la enseñanza de la música en USA es que vemos al niño siempre como un niño y vamos trabajando con él según el rendimiento, siempre respetando los tiempos.
COVID-19, ayudando a la enseñanza.
Las clases virtuales han sido una experiencia prometedora para mí, aunque también existen cosas que no son tan favorables desde el punto de vista de la interacción humana. Creo que es algo que puede quedarse para muchos estudiantes que por una razón u otra no puedan ir a la escuela todas las semanas y puedan tener esa interacción entre profesor y alumno.
He visto un resultado en las clases virtuales, he visto progreso, y si he visto esto pues me dice algo. Creo que son útiles; aunque pienso que en algún momento necesitaríamos encontrarnos, y tener ese acercamiento de profesor a alumno donde podemos llevar un mejor control en el desenvolvimiento académico del estudiante. Al no tener al estudiante cerca físicamente, y debido a veces a problemas en la conexión, siento que he tenido que esforzarme más, tanto en la voz como también en la manera de comunicar una idea determinada. Es importante tener en cuenta que la interacción humana es fundamental en el proceso educativo.
La tecnología y el estudiante, un recurso indispensable.
El uso de la tecnología me parece totalmente favorable, sobre todo aquí en Estados Unidos, donde los muchachos pueden tener total acceso a sus teclados electrónicos. Pienso que eso hace mucho más fácil el aprendizaje ya que no es lo mismo para los padres hacerse de un piano acústico, primero por el peso del instrumento, y también porque pueden llegar a ser muy costosos cuando el teclado permite que sea de más fácil acceso económico, y cambiarlo de lugar cada vez que sea requerido. El instrumento posee todo un universo de sonidos incorporados que pienso es muy útil para el estudiante, ya que es algo que el mismo puede comenzar a explorar desde las primeras clases, y familiarizarlo con sonidos que le puedan ser atractivos. También posee metrónomo incorporado, el que puede ayudar muchísimo a enseñarle disciplina respetando así el tempo durante la ejecución de una pieza musical.
Creo que el mayor reto que se me ha presentado como músico y maestro en Miami es precisamente con el que me encuentro lidiando ahora, y se trata de volver a las aulas en el College para poder adquirir un título en la universidad que me permita impartir clases a otros niveles educativos. Es un reto difícil cuando ya se tienen 40 años, y gran parte de ellos han sido dedicados a la docencia enseñando piano. El hecho de convertirme en estudiante otra vez lo veo también como una oportunidad para crecer y superarme a mí mismo. Pienso que bien vale la pena.
Mi consejo como artista hacia otros creativos que como yo llegaron a este país con el deseo de continuar trabajando en esta profesión, que también es nuestra esencia, es que uno no se puede sentir desanimado. Si en algún momento toca la puerta ese desanimo, pues hay que buscar la forma de luchar contra eso.
Es muy difícil vivir de la profesión de maestro para un creativo que recién llega a Estados Unidos. Si son profesores como yo al principio puede que tengan algunos estudiantes, pero esto no es suficiente para pagar la vida en este país solamente con este ingreso.
Quien ame la profesión de educador musical, creo que lo más factible es comenzar con uno, o dos, o tres estudiantes, pues mientras uno se vaya asentando y aprendiendo los nuevos códigos sociales, de esa la manera mantener la pasión de educador viva. Igual hablo para el músico que tiene esa parte importante que es hacer música. Hay que tocar donde nos den la oportunidad, aunque a veces sintamos que no es el lugar donde queremos estar, pero mientras encontramos ese lugar, es bueno mantenerse activo para no oxidarse.
POR | BERT
Este post te puede interesar:
La crítica y el artista.
