El Jardín Escultórico de Edward James ofrece una experiencia cercana al arte surrealista que lo conforma. Fue concebido en un principio como un refugio de animales, aves y flores, en especial orquídeas, sin embargo ahora el también llamado Castillo Surrealista de Edward James funge como una muestra del trabajo interminable que nació en la cabeza de un hombre poco común.
Al oriente de México se encuentra un pequeño pueblo ubicado entre la sierra llamado Xilitla. El lugar es pintoresco y húmedo, debido a los bosques que lo rodean. El color verde es un elemento que se puede apreciar en todas direcciones, por las noches una espesa capa de neblina cubre las calles ofreciendo una vista un tanto tétrica pero agradable. Aquel lugar de ensueño conquistó a un extravagante y adinerado escocés llamado Edward James en los años 40´s quien, decidido a tener para sí mismo un pedazo de esa majestuosidad natural, comenzó a crear un jardín escultórico con temática surrealista.
Amigo y mecenas de artistas del surrealismo de la época como Salvador Dalí, René Magritte y Leonora Carrington, también amante del mundo bohemio y artístico, influyeron de gran manera en el proceso de construcción de esta obra arquitectónica que inició en los años 50´s.
El Jardín Escultórico de Edward James abrió sus puertas al público en 1991, permitiendo que el mundo conozca uno de los monumentos surrealistas más importantes del mundo.
El recorrido resulta contrastante; edificaciones de piedra lisa y esculturas diversas, aunque mayormente rodeadas de orquídeas, o en algunos casos invadidas, por la vegetación del bosque que lo circundan. Los pasillos bordeados de boscaje le dan un toque místico a la construcción, lo que nos hace imaginarnos al irreverente magnate escocés paseando por el lugar en una bata de seda roja.
Después de años de abandono, la recuperación de la finca estuvo a cargo de las autoridades del municipio, así como de una asociación sin fines de lucro que busca preservar esta obra inconclusa que durante más de 30 años vio ir y venir a decenas de trabajadores aledaños al pueblo.
Una vez dentro, se puede contratar el servicio de guías para conocer un poco más de la historia del jardín, así como de su otrora propietario Edward James, cuyo carisma resulta atrayente. A este lugar también se le conoce como Las Pozas debido a las cascadas que se encuentran dentro de la finca. Aunque la época en la que Edward habitó la finca Las Pozas no pertenecían a sus terrenos, una vez adquiridas por la misma fundación que obtuvo el Jardín Escultórico unieron las dos propiedades para que así el público pudiera recorrer ambas en una misma visita.
A la entrada del jardín se pueden adquirir productos artesanales de los locatarios, desde prendas, joyas, productos de belleza, alimentos y bebidas.
Cabe destacar que el municipio de Xilitla cuenta con más atracciones y sitios naturales que se pueden visitar en un fin de semana, entre ellos el conocido Sótano de las Golondrinas que, junto al Jardín Escultórico, forman parte de la Huasteca Potosina.
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POR | BETSABE MARTÍNEZ
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